Bis SpÄtEr bErLiN

Duermes dos horas mal dormidas y te despiertas en un estado difícil de definir, a medio camino entre la resaca y la borrachera. Lo primero que piensas al despertar es en no perder el avión, aunque la idea de permanecer en Berlín "accidentalmente" te tienta. Dos zombis más merodean por la habitación, uno de ellos del mismo modo nervioso que tu. El otro se restriega sobre el sofá intentando volver al sueño, negando la realidad. Un par de videos en la pantalla del ordenador amenizan las dos horas del bajón histérico, en el que tratamos de ordenar el cuarto. Risas sin ganas, pero obligadas. Cierro y dejo las llaves dentro, no hay vuelta atrás. Bajamos a duras penas nuestra vida de un año, remolones, aun sin creernoslo. Llegamos al taxi y el bajón se hace patente, el zombi perezoso rompe a llorar, le obligamos a que se vaya. Ya en el vehículo reina el silencio, hacemos las últimas bromas por mensaje y llegamos al aeropuerto. Sobrepeso de equipaje, pocas ganas de discutir, lo pagamos dóciles como ovejas siendo esquiladas. Avión hasta madrid, en el que los dos únicos hombre que deciden reclinar su asiento son los que llevamos delante mi compañero y yo. Ya en Madrid redescubrimos el ambiente patrio, la ostentación por encima de todo. Decidimos comer en una franquicia de hamburguesas, de la cual no voy a decir el nombre, pero que no es burguer king. Vamos hacia el vuelo de valencia. Un joven trajeado y de muy buenos modales nos pregunta: "¿son ustedes clientes de iberia plus?". La respuesta es negativa y el joven nos mira con una expresion entre asco y pena, le faltó decirnos: "Pues si no sois iberia plus, que os follen tronco!". Pisamos valencia, calor asfixiante, ropa húmeda al instante. Agobio no solo térmico, sabemos lo que nos espera los próximos dias. Nos imponemos buen humor para sobrevivir mejor, esto que no falte nunca. Después abrazos y besos. El futuro en el aire, nos desconcierta pero nos ilusiona, porque aun no nos han atado. Esperando volver a encontrar la isla. Tomaré todos "los aviones" que sean necesarios, para volverme a estrellar en una isla, una isla en la que esteis todos vosotros. Hasta luego.