Como todos los años, llega la noche de reyes, la única noche del año en que la gente ve con buenos ojos que entren tres hombres del este en sus casas, sin su consentimiento expreso. Durante el resto del año, la gente vive acojonada por la posibilidad de que esto mismo ocurra. La diferencia, como los más avispados habreis podido adivinar, es que hoy, en princpio, vienen a dejar cosas, no a llevárselas. La gente deja suculentos platos de turrón y delicadas copas de cava a sus majestades, para ocultar todos las malas acciones del año. Además, algunos, se preocupan hasta de los camellos, que son quienes transportan las preciadas mercancias(si aduana lo permite). Se acaba así el oasis de felicidad fingida y la cuesta de enero asoma más amenazante que nunca. Mañana regalos y carbón, pasado a apretarse el cinturón.
5/1/09
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1 comentario:
Amén, o con pronunciación americana.
Hey Men!!
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