La increible y conmovedora historia del perro "chuqui"

No tuve apenas tiempo para conocerlo, pasó por mi vida fugazmente. Era la mascota de una amiga que vive en Berlin. Era un perro joven, alegre y cuya mirada rebosaba bondad. La amiga en cuestión, trabaja en una clinica de animales. En dicha clínica, cuando un perro permanece más de 10 meses en las instalaciones, lo mandan "al cielo de los perros". Mi amiga lo rescató y lo llevó a casa. Cuando yo llegué, llevaba dos semanas allí. Una tarde nos lo llevamos de paseo y cautivó a todos los viandantes, que se rendian ante la simpatía del pequeño can. Nos hicimos fotos en un mítico fotomatón, fuimos en metro juntos e incluso tomamos unas birras.

Mi amiga se volvió a Valencia y le dejo el perro a unas chicas que también viven en Berlin. A la mañana siguiente de dejarlo, recibimos una llamada en el telefonillo. Era una de las chicas. "Nos han robado al perro", dijo. Al parecer, las chicas habían dejado al perro atado frente a la puerta del supermercado y al salir el perro ya no estaba allí. Extraña que, en una ciudad como Berlin, te roben un perro, por lo respetuosos que son los alemanes con la propiedad ajena y por el lo bien que tratan allí a los perros (pueden entrar a casi todos los establecimientos). Sea como fuere, el perro no estaba allí, nuestros destinos se separaron. No sé si fue él quien se libró de la correa que coartaba su libertad, si fue robado o si lo ataron mal y su curiosidad perruna lo condenó de nuevo a la vida callejera. Desde aquí, sólo me queda desear que le vaya muy bien. Nunca te olvidaremos chuqui!