En estas fechas, es fácil tener un momento de melancolía, de morriña, de debilidad, que nos lleve a pautas de comportamiento amistosas, amables y alegres. Es lo que normalmente se conoce como el espíritu navideño. Saludar a un niño mellado que nos sonrie y que, al hacerlo, se le ilumina la cara. Ayudar a la pobre vieja del quinto a subir la compra y que luego nos de un generoso aguinaldo. Darle un abrazo al aparcacoches, cuando vamos a recoger nuestro vehículo y está como lo habiamos dejado. Pero, ¿esto es fruto del espíritu navideño? ¿que es el espíritu navideño?
Analicemos lo que hacemos en navidades. Para empezar, dos meses antes de que lleguen, nos llenan la ciudad con luces, lazos rojos, bolas doradas y un montón de muñequitos plateaos, dorados, brillantes, mate, con purpurina o sin ella. La televisión se llena de coloristas anuncios de juguetes, de especiales de navidad, de películas infantiles. Vamos a comprar regalos y esperamos recibir alguno. Todo esto, potenciado por el desmesurado consumo de chocolate, dulces de todo tipo y bebidas alcoholicas, provoca el llamado espíritu navideño. Luego vemos anuncios que nos dicen que hay algo mágico en el ambiente. ¿Como que algo mágico?? A ver: Vamos con un subidón de azucar (y endorfinas) brutal, medio borrachetes y viendo lucecitas de colores por la calle. Ponemos la tele estando aun aturdidos por los efectos del chocolate y nos metemos en un mundo de princesas de plástico que hacen cosas maravillosas, coches radiocontrol que pueden con todo y videojuegos de lo más excitante. ¿Donde está la magia? Eso es biología, es una sobredosis de chocolate y azucar, matizada con un toque de cerveza, champan y mistela. Yo propongo un experimento, que consistiría en sustituir todos los factores que inducen a la alegría (luces, anuncios, etc), por otros que inviten al caos y desorden público. Estoy convencido de que, con el subidón de azucar, seguro que acabamos organizando una guerra civil o saqueando el corte inglés.
1 comentario:
El Corte Ingles ya se saqueó en su momento en BCN.
Fue en una manifa universitaria, y se llevaron un jamón!!!
Felices días!
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