Viejunos de cuerpo. Viejunos de espíritu.

Ayer vi uno de los mejores conciertos de mi vida. Además de tener un repertorio excelente, la ejecución en directo de The Wedding Present es impresionante. Su cantante, único que permanece de la formación original, dió una lección de como dar un directo. De no ser por las tetillas descolgadas que se intuían detrás de la camiseta, uno podría haber afirmado que era un veiteañero. No paró en todo el concierto, a diferencia del público asistente. Un público que estaba más preocupado de contar al dia siguiente lo "superguay" y "superindie" que había sido el concierto, que de disfrutar de la orgásmica actuación que tenían frente a sus narices. Tacaños en gestos y movimientos, observaban el bolo como vacas mirando al tren. La explicación más razonable que encuentro es que regalaran entradas a cambio de lobotomías para investigación científica. Yo por mi parte, me despreocupé de resultar un tipo cool, de matener una sobriedad fingida y de hacer ver que "no eran para tanto". No señores, los ritmos frenéticos de las guitarras no me lo permitían, me obligaban a mover, como mínimo, la cabeza. La gente de mi lado me miraba como si estuviera desequeilibrado, que, aunque se parezca, no es lo mismo que estar desinhibido. Muy probablemente yo no sea tan cool como todos aquellos que me miraban unos metros por debajo de sus cejas, pero os puedo asegurar que, también muy probablemente, me lo pasé mejor que ellos. Espero que se sientan orgullosos de proclamar que está metidos en el mundillo "indie", porque yo,mientras tanto y sin ponerme pegatinas, disfrutaré de él como siempre: como un enano. Desprendeos de las opresoras cadenas de la vergüenza y disfrutad, que eso, aun pareciendo un loco de mierda, no os lo podrá quitar nadie.

P.D.: en los próximos dias las entradas escasearán, ya que tengo que defender el proyecto final de carrera la semana que viene y no ando muy bien de tiempo.