La última noticia de Valencia: "El Hospital General de Valencia ha puesto en marcha un novedoso sistema que consiste en colocar un GPS a los menores obesos para recibir información a tiempo real". Esto es peor que la mayor pesadilla orweliana, un seguimiento continuo de lo que uno hace, no a través de telepantallas, sino teniendo un GPS en el cuerpo. Como ex-niño gordo, no puedo callarme ante tal aberración. Imagino mis copiosas meriendas en el "Burriking" siendo interrumpidas por un busca, que pita cuando intento dar el primer bocado de la orgía de colesterol que previamente he pagado. ¿Hasta donde vamos a llegar? Señora madre del pobre niño gordo, si su hijo es obeso, más que probablemente, es debido a los hábitos alimenticios que usted le ha inculcado. Ahora acude al médico y se autoengaña pensando que es un problema médico. No señora, es un problema de educación, como muchas otras barbaridades que hacen los niños de hoy en dia. ¿Le gustaría a usted que le siguieran con GPS cuando se va al bingo, a echar un chinchón con las amigas o a visitar a su amante? Ya se lo digo yo, probablemente se escandalice simplemente con el planteamiento de esta posibilidad. Pero puestos a torturar a las voraces criaturas, hagamoslo con métodos efectivos. Propongo a continuación una serie de medidas:
- Implementar un sistema que aplique descargas a los pequeños obesos cuando pican entre horas.
- Una terapia rollo naranja mecánica viendo vídeos de paquirrin inflándose a morro de cerdo.
- Encerrarlos en una habitación con agua y pienso, pasándole tranchetes por debajo de la puerta cada tres dias.
- Incluir en su dieta un café con sal al final de las comidas, pudiendo ser sustituido por purgante para perros.
- Quemándole las papilas gustativas con un hierro al rojo para que no puedan saborear la comida.
Se aceptan sugerencias. Entre todos podemos crear un mundo sin niños gordos.
- Implementar un sistema que aplique descargas a los pequeños obesos cuando pican entre horas.
- Una terapia rollo naranja mecánica viendo vídeos de paquirrin inflándose a morro de cerdo.
- Encerrarlos en una habitación con agua y pienso, pasándole tranchetes por debajo de la puerta cada tres dias.
- Incluir en su dieta un café con sal al final de las comidas, pudiendo ser sustituido por purgante para perros.
- Quemándole las papilas gustativas con un hierro al rojo para que no puedan saborear la comida.
Se aceptan sugerencias. Entre todos podemos crear un mundo sin niños gordos.
3 comentarios:
jajaa por dios!! pobres niños gorditos!!
el que no sale especificado es donde les meten el gps...
Per què pense jo ara en films com Cannibal Holocaust?
Roser:
El gps lo meten en un bollicao, el resto lo hacen los peques. Lo malo es que tienen que "ponerse" el GPS a diario.
Josep:
La teva proposta és per introduir el GPS?
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